Resonancia magnética con contraste, incluido el uso de agentes de contraste para mejorar la visualización de las estructuras articulares y detectar cambios patológicos.
Tomografía computarizada con contraste, incluido el uso de agentes de contraste para mejorar la visualización de las estructuras óseas y detectar cambios patológicos.
Ultrasonido con mapeo Doppler, incluido el uso de ondas de ultrasonido para evaluar el flujo sanguíneo en la articulación y detectar cambios inflamatorios.
Marcadores de laboratorio de inflamación y degradación del cartílago, incluidas pruebas de niveles de biomarcadores circulantes en sangre y líquido sinovial para evaluar la actividad de la enfermedad y la eficacia del tratamiento.