Las articulaciones son conexiones móviles entre huesos que proporcionan movimiento y flexibilidad al esqueleto. Los elementos principales de una articulación incluyen las superficies articulares de los huesos cubiertas de cartílago, la cápsula articular y el líquido sinovial. El cartílago articular reduce la fricción y absorbe los golpes, mientras que el líquido sinovial lubrica las superficies y nutre el cartílago. Estas estructuras trabajan juntas para proporcionar un movimiento suave y sin dolor.
La artritis es una inflamación de las articulaciones que puede adoptar muchas formas. La osteoartritis es el tipo más común y se produce debido al desgaste del cartílago. La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca las articulaciones y provoca inflamación. La gota es otra forma de artritis asociada con la acumulación de cristales de ácido úrico en las articulaciones. Los síntomas incluyen dolor, hinchazón y rigidez.
El tratamiento de la osteoartritis tiene como objetivo reducir el dolor y mejorar la función articular. Los tratamientos conservadores incluyen fisioterapia, ejercicio, pérdida de peso y analgésicos. En casos graves, puede ser necesaria una cirugía como el reemplazo de articulaciones. Es importante controlar el estado de sus articulaciones y buscar ayuda médica de manera oportuna.
Una nutrición adecuada ayuda a mantener las articulaciones sanas y prevenir el desarrollo de enfermedades. Los alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como el pescado y el aceite de linaza, tienen propiedades antiinflamatorias. La vitamina D y el calcio son esenciales para la salud ósea y los antioxidantes que se encuentran en las frutas y verduras protegen las articulaciones del daño.
El tratamiento de la artritis reumatoide implica el uso de medicamentos antiinflamatorios e inmunosupresores, que ayudan a reducir la inflamación y retardar la progresión de la enfermedad. La fisioterapia y el ejercicio también juegan un papel importante en el mantenimiento de la movilidad articular. En algunos casos, es posible que se requiera cirugía para restaurar la función de la articulación.